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Lachesis Mutus

Lachesis.-  El veneno de lachesis mutus o surucucú fue introducido en nuestra materia médica por el Dr.  Constantino Hering, después de numerosos y precisos experimentos comenzados en 1828.

El veneno de lachesis trigonocefala (bothrops surucucú o lachesis muta): se le utiliza en todas aquellas afecciones agudas o crónicas en la que existe descomposición de la sangre, tendencias hemorrágicas, trastornos particulares de la menopausia, destrucción de tejidos por ciertos tipos de cáncer y trastornos circulatorias congestivos.

Los enfermos presentan a menudo una locuacidad peculiar, sueños con muertos y se sienten siempre peor después de haber dormido.

La acción de lachesis es sobre la sangre, sobre el sistema nervioso central y periférico particularmente sobre el neumogástrico.    Su lateralidad es izquierda.

Esta muy indicado; en personas de temperamento colérico y melancólico  con ojos negros y propensión a la indolencia, personas delgadas, su característica  es agravación después de sueño, su cara presenta un color azul obscuro. Es el gran medicamento de la edad crítica, en cuya época la mujer está en tan malas condiciones de agotamiento nervioso, que este medicamento la restaura y equilibra. Hay en estos casos dolores, fogosidades, hemorragias, temblor de pulso, desordenes mentales, angustias y cefalalgias.

Es sumamente eficaz en gangrena de la boca, escorbuto, abscesos y flemones, en heridas evitando la supuración y la infiltración,  erisipelas graves y malignas, hematuria de sangre descompuesta, hemorragias por los oídos y los ojos. Manchas hemorrágicas en las conjuntivas, purpura hemorrágica con fiebre.

Muy útil en desordenes mentales, en especial cuando el paciente está muy nervioso, pero sin orden en las ideas. Con ansiedad y temor hasta de que lo envenenen, no acepta tomar los medicamentos, en algunos casos el sujeto cree estar muerto y que le preparan su entierro. Tiene también confusión de ideas.

Muy útil en eclampsia en las mujeres de edad avanzada. Es eficaz en fiebre tifoidea, cuando las evacuaciones tienen un olor muy fétido. Neuralgias y neuritis crónica.

En enfermedades cardiacas con tendencia al sincopes, púrpura con edemas duros y eritema de los miembros inferiores, aneurisma de la aorta y demás arterias.

Apendicitis con gran dolor, sensibilidad y tumefacción del ciego, con dolor en la ingle, sacro y muslo, abdomen caliente y sensible al tacto. Diarrea y cólicos violentos, sobre todo por la noche y después de las comidas, cuyas evacuaciones son fétidas, acuosas y sanguinolentas.

Obregón González Carlos Fernando,
Asoc. Nacional de Médicos Homeópatas, Cirujanos y Parteros en el D.F. “Dr. Mateo Rubio Septién” A.C.